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Sendas

Al servicio de mujeres en El Salvador que han sufrido abuso

A principios del 2019, Roxana Orellana, psicóloga y amiga de la infancia, me invitó a trabajar en Sendas Centro de Vida. Trabajé en colaboración con la psicóloga residente de tiempo completo de la asociación.

El hecho de haber trabajado aquí ha marcado una diferencia en la vida de estas mujeres, ayudándolas a liberarse del dolor y de los patrones de abuso. En esta sección no voy a publicar fotografías. Lo que sí puedo hacer es decirles que estas mujeres son las más valientes que he conocido. Estoy asombrada.

El abuso suele comenzar en el hogar, ya sea físico, sexual o emocional, y luego suele continuar en la edad adulta. Vemos estos patrones en todas las edades de la vida. El trabajo de sanación y la conciencia de la propia valía son fundamentales para romper el ciclo de abuso y seguir adelante en la vida. Además, rompen el ciclo para las generaciones futuras.

En algún nivel o en algún momento de nuestras vidas, todos podemos haber sufrido abusos. Nos enfrentamos a ellos y es posible sanar, resolver el dolor en todos los niveles con comprensión y luego integrarnos mientras seguimos adelante con más libertad y belleza.

Junto con la terapia psicológica y los talleres de experiencia somática, las mujeres que recibieron BodyTalk sanaron más rápido. Pueden recuperarse en todos los niveles de la mente en cada sesión. Sanando traumas, lesiones, sistemas de creencias, cualquier enfermedad que puedan haber desarrollado durante el período de abuso y previniendo cualquier enfermedad en el futuro.

Es hermoso ver sus sonrisas cuando, por primera vez, experimentan el amor propio, sienten ligereza, libertad y los momentos de conciencia “ajá”, por ejemplo: “No hice nada malo”.

Uno de los momentos más hermosos, aunque hubo muchos, fue cuando una mujer entró a mi consultorio y me dijo: “Nunca me he sentido bella. De hecho, ahora me miro al espejo y digo que veo belleza y fuerza, y estoy viva”. No se refería sólo a su belleza física, sino a su ser, a su espíritu, al amor, a la aceptación de sí misma y de su proceso. No tiene precio.

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